domingo, 12 de agosto de 2012

Los Ángeles


(o el día de "ay omá, qué ciudad más grande")

Todo el mundo nos había dicho que Los Ángeles se ve en un día, que es muy hay pocas cosas, que blablabla. Y sí que hay pocas cosas ultra turísticas, por decirlo así, pero están muuuuuuuuy espaciaditas. Los Ángeles ocupa más o menos como todo el Barcelonés, diría yo. Es todo como mini ciudades, y en cada una hay una cosa muy interesante, así que, como sólo teníamos un día, nos hemos puesto las pilas desde bien tempranito para verlas todas.
Para empezar nos fuimos al Walt Disney Concert Hall, que es un edificio bestial diseñado por el señor del Guggenheim (ya se le nota un poco). Como era domingo no se podía entrar, pero el trasto ya es alucinante visto sólo desde fuera; además, está como en una explanada, y se puede apreciar su magnitud con toda la tranquilidad.
Luego, más o menos aún en lo que se llama Downtown, nos fuimos a ver la Iglesía de Nuestra Señora de los Ángeles (Our Lady of the Angels), en la que daban misa en castellano, y tuvimos la suerte de pillar un coro que cantaba (cuando fuimos a Nueva York también pillamos un coro cantando, en este caso de Ghospel, y se alucina mucho). Además tuvimos la suerte de que decidieron no cobrarnos el párking, porque no nos estuvimos mucho rato y supongo que les dolía la conciencia de cobrarnos el día entero: la mayoría de párkings aquí en los ángeles van por día entero, y no son caros, son en plan cinco dólares (pero no puedes dejar el coche en un sitio aparcado todo el día, porque lo necesitas para trasladarte desde un punto habitado hasta el siguiente, de lo espaciada que es esta ciudad), así que la verdad es que hoy hemos cometido muchas infracciones de las leyes de aparcamiento (en la catedral no, pero en otros sitios que no concretaré, sí).
Es una catedral muy guay, es del 2002 y es muy moderna. Está diseñada por un arquitecto español, y, además, tenía una especie de tápiz que habían importado de España, de la Guerra Civil; no sabíamos ni la una cosa ni la otra, así que descubrirlo fue bastante gracioso.
Después de montarnos un picnic hippie/gitano en medio de los parquecitos de la Catedral, nos fuimos a ver Rodeo Drive, la calle pija-tiendil. Es más bien como una zona, no sólo una calle, y parece la Roca Village (pero aún más pija). Además, está bastante lejos, en plan en Beverly Hills, para nada cerca de Downtown. Es una zona de éstas llenas de casitas unifamiliares preciosas y de colorines.
Para acabar el día, nos fuimos a ver Holliwood. Primero nos metimos un touristour impresionante para llegar a lo alto de una super colina y ver el famoso letrero (más de un inquilino de por ahí se enfadó con nosotros por pararnos y tal, pero bueno). Y luego nos fuimos al Paseo de la Fama. La verdad es que todos nosotros nos imaginábamos el paseo de la fama mucho más glorioso, del nivel de la Rodeo Drive, pero era como muy cutre. No era una calle estilosa y donde (si fuésemos una estrella de Holliwood) querríamos ver nuestra estrella, era como unas Rambles chapuceras, como sucia y llena de chiringuitos. Aún así, ir paseando y ver las estrellas es muy divertido: lo quieras o no, te vas emocionando y tal. Luego aprovechamos para entrar un momento al Kodak Theatre, que en realidad no es un teatro, es un centro comercial que atrezan y transforman especial y únicamente para la gala de los Óscars, y también al Grauman's Chinese Theatre, que es un sitio de un tal Sid, al que parece que todo el mundo quiere mucho, donde las estrellas de Holliwood ponen las manos, los pies (las rodillas, alguno, la varita mágica, los de Harry Potter, las rastas, Whoopy Whoolberg, etc), o lo que sea, en cemento. Incluso besos.

a mayoría de los bloques iban con dedicatoria para el amado Sid, pero es que la de Humphrey Boggart era sencillamente genial)

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