sábado, 4 de agosto de 2012

las 24 sin dormir


(o el día en que descubrieron que mi madre es una terrorista)

Son las 4:00 AM en Barcelona, y ya nos estamos todos levantando y vistiendo para irnos al aeropuerto. Suerte que no teníamos hambre (normal, a esas horas!), porque llevábamos toda una semana vaciando la cocina de comida, así que sólo quedaba una madalena a compartir y un brik de leche.
Después de “desayunar”, nos vino a buscar un taxi y nos llevó al aeropuerto. Casi no pudimos embarcar por culpa de una máquina asesina que había decidido que yo no era más que una réplica de la primogénita y que no podía embarcar. Al final un chico nos hizo pasar igualmente, y pudimos facturar las super maletas y todo.
Ala pues, primer vuelo de dos horitas hasta Amsterdam, donde nos dieron un desayuno ya en condiciones. Después, en Amsterdam, tuvimos que patearnos todo el aeropuerto de punta a punta y pasar ochocientos controles, entre ellos una especie de radiografía y todo (literalmente, eran unas “harmless waves”, pero aún no sabemos qué eran).
Y ahora sí, a las 9:50 AM de Holanda, nos metemos en el auténtico vuelo de tropecientas horas hasta San Francisco. Este avión era muy guay, porque tenía como un sistema en el que podías ver series, pelis, documentales, escuchar música, o dormir, claro. Y además te iban dando de comer, o zumitos. 
Total, que después de todo el turistour, nos plantamos con el culo ultra plano en San Francisco a las 11:50 AM. Es decir, que todavía nos quedaba todo un día entero por delante hasta podernos acostar.
Eso sí, antes de poder, ni que fuese, pisar suelo americano, ya nos detectaron como posibles terroristas en el control de las identidades, y nos tuvieron una hora comprobando el pasaporte de la mama. Se ha de reconocer que el señor con pintas de Obama era muy majo, y nos trató de terroristas con mucho amor. Bueno, como al final no nos encontraron las bombas y nos dejaron pasar, nos cogimos un taxi conducido por un ruso muy simpático y llegamos por fin a la calle Lombard 1450. 
Parece ser que, además, pillamos el único día soleado de todo San Francisco (porque ya hemos mirado la previsión y no asoman demasiados por el horizonte), así que no podíamos desperdiciarlo. Antes de que las camas de la habitación nos llamasen con demasiada fuerza, dejamos las maletas y nos fuimos rápidamente a dar una vuelta. Como sabíamos que tampoco aguantaríamos demasiado, decidimos hacer algo light, así que fuimos a la Fisherman’s Wharf, a comernos una deliciosa sopa de cangrejo servida en un bol de pan (porque, otra cosa no, pero teníamos un hambre tremenda, y el paseíllo a través de todas las colinas y los sube-y-baja la empeoró bastante). Después de comer nos fuimos a ver las famosas foquitas de San Francisco. Bueno, ellos alegan que son leones marinos, pero eso son focas. Y punto.
Pero después de las focas ya sentíamos una fuerza que nos atraía irremediablemete de vuelta al hotel, así que nos subimos a un autobús y nos peleamos con un conductor maligno, que no nos quería vender tiquets porque no lo teníamos exacto. Por suerte, unos pasajeros nos dieron cambio de todo para que pudiésemos pagar.
Es una gran aventura ir en estos autobuses prehistóricos por San Francisco, abarrotados y subiendo y bajando y haciendo frenazos espectaculares. Si no te da un infartillo es muy divertido.
19:00 PM, nos ponemos todos a dormir. Por si no habéis ido haciendo los cálculos, esto son las 4:00 AM del lunes en Barcelona, así que llevamos 24 horas on fire!
(ojo a la foca del margen inferior izquierdo, que se le cae la babilla y tó!)

No hay comentarios:

Publicar un comentario