viernes, 10 de agosto de 2012

Día de relax en Golden Gate Garden


(o el día que nos colamos en el tranvía y casi morimos en más de un accidente de tráfico)

Como ya hemos visto más o menos todas las cosas clave de San Francisco (o todo lo que sale en las guías, todo lo que nos habían recomendado y todo lo que nos hemos cruzado de paso), pensamos que hoy podíamos hacer un par de tours, de los que ya están preparados.
Empezamos por subirnos al tranvía famoso, el Cable Car. Es bastante divertido porque la ciudad ésta está como pensada para hacer un Dragón Khan en ella, así que recorrerla bastante rápido en el tranvía es muy gracioso (marea un poco, eso sí). Además, el conductor era muy cachondo, e iba haciendo musiquilla con la campanita.
Lo más divertido fue que se olvidaron de cobrarnos. Y, claro, nosotros con malicia no nos hubiésemos colado en ningún lado, pero, a ver, claro, el espíritu catalán all over again ... Así que nos cogimos los dolores que nos hubiese costado el tranvía y nos fuimos a comer un pancakes deliciooooosos con ese sirope de arce que le ponen. Ñam.
Luego queríamos hacer un tour que es muy famoso, que se llama Mr Toad Tour y es con un coche como antiguo pero, a la vez, ecológico. El problema es que resulta que el sitio había cerrado hace un tiempo, así que no pudimos hacerlo. Nuestro gozo en un pozo (our gossip in a post-it). Pero no pasa nada: decidimos irnos hasta un parque bastante famoso que hay, y comer allí en la hierba como unos hippies. De camino hacia el parque vimos una panadería que se dedicaba a cocinar panecillos en forma de cocodrilos, cangrejos y gambas. Bestial. Además, estaba como hecha de forma que podías ver a las chicas que estaban preparándolos, con un arte y una maestría alucinantes.
Cuando llegamos al parque famoso nos dimos cuenta de que claramente el mapa no estaba a escala. El parquecito éste quizás es como toda Collserola, más o menos.
Había un museo muy guay al que queríamos ir, en el que había una exposición de Jean Paul Gaultier, pero, claro, resultó que no podíamos entrar gratis, como ayer al MOMA, y era muy cara y muy grande como para verla en un ratito. Así que nos dimos medio paseo por el parcazo, nos comimos nuestros sandwiches y ... a buscar nuestro coche de alquiler!
Tuvimos otro maravilloso golpe de suerte ese día, y es que no tenían el coche que habíamos reservado por la web, así que nos dieron uno que se supone que es mejor (bueno, lo supongo yo, que no tengo ni idea de coches, pero bueno), por el mismo precio. Es un Ford enorme y blanco, con un montón de cachivaches. Pero, eso sí, para regresar al hotel ... se podría decir que los californianos tienen normas circulatorias muy divertidas. Por ejemplo, si tú lo que vas a hacer es girar a la derecha, puedes hacerlo aunque tengas el semáforo en rojo, o en algunos intervalos horarios hay giros que no se pueden hacer, y chorradas similares.
Vamos, que yo vi mi vida pasar por delante de mis ojos ocho veces, mínimo. Pero, al final, llegamos al hotel, sanos y salvos, y nos fuimos a dormir bien tempranito porque al día siguiente ... Yosemite!
(mañana será la primera vez que nos metemos por carreteras americanas ... miedo.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario