(o el día de la habichuela mágica)
Chicago es una ciudad super guay. Tiene un montón de esculturas por la calle, y muchos recorridos que proponen la mayoría de guías que tienen un montón de sitios interesantes (y muchos museos a los que no teníamos tiempo de ir).Ayer ya fuimos previsoramente a comprarnos cosas para desayunar hoy, así que al salir del hotel ya nos fuimos a la primera parada del día: la Torre Sears/Willis (los dos nombres valen). Es el edificio más alto de Estados Unidos (más que el Empire State y todo), y tiene construido un balcón de cristal, en el que parece que estés flotando sobre Chicago. Es un poco vertiginoso, pero es alucinante, porque ves todo el Lago Michigan (bueno, todo no, porque casi que no se le ve el final, de lo grande que es).
Después de destaparnos las orejas (son 450 metros de sube y bajas en ascensores supersónicos), nos fuimos a dar una vuelta por lo que se conoce como el Loop. Aunque es el centro y es cuadriculado como el Eixample nos hemos perdido como cuatro veces. El caso es que hay unas cuantas esculturas que hay que ver, una de Picasso (gigantesca), una de Miró, que es como una columna, y una especie de cosa ultra moderna a la que llaman "Snoopy en la batidora" (ahí lo dejo). Por suerte las encontramos todas y nos fuimos a comer una de esos famosos perritos calientes.
Después de hacer una breve parada para comer nos fuimos hasta el poste de inicio de la ruta 66, que, aunque la hayamos hecho al revés ... hacerla, lo que se dice hacerla, la hemos hecho. Luego nos acercamos hasta el parque Millenium, donde tienen una habichuela gigante de metal (que sale en la película Código Fuente, btw), muy alucinante. En teoría se llama la Puerta Nube, pero el artista moderno que la hizo no sabía lo que se decía.
Luego tocaba ir a la Magnificient Mille, que es un cachito de la calle Michigan lleno hasta los topes de tiendas, y ya que era el último día que estábamos por aquí, nos podíamos permitir ni que fuese dar media vuelta por las tiendas y ver esos escaparates tan graciosos que se montan. Entre las cosas más graciosas que hemos visto está el nuevo edificio de Burberry que están construyendo, que, ojo al dato, tiene el estampado de la bufanda por toda la fachada (no me he atrevido a hacerle una foto por si se me rompía la cámara de tanta hortierada).
Como ya se hacía de noche, nos fuimos hacia el Navy Pier, que tiene como un parque de atracciones montado encima, con una noria gigante, para ver toda la ciudad llena de lucecitas. Mi madre no se atrevió a subir, pero fue muy bonito.
Para acabar, nos fuimos a un restaurante que le hacía mucha ilusión a mi padre, Lucky's, porque lo había visto en no sé qué programa. Es famoso porque hace unos sandwiches gigantes, y, de hecho, si eres capaz de comerte tres en una hora no sé cuántos premios te dan (nosotros, que tenemos buen saque, nos hemos partido dos entre los cuatro ... para dar una idea del tamaño). Muy buenos, eso sí. Te montan como el sandwich con las patatas y la ensalada dentro, así en plan bocadillo ligero y fácil de morder.