jueves, 23 de agosto de 2012

Chicago on fire

(o el día de la habichuela mágica)

Chicago es una ciudad super guay. Tiene un montón de esculturas por la calle, y muchos recorridos que proponen la mayoría de guías que tienen un montón de sitios interesantes (y muchos museos a los que no teníamos tiempo de ir).
Ayer ya fuimos previsoramente a comprarnos cosas para desayunar hoy, así que al salir del hotel ya nos fuimos a la primera parada del día: la Torre Sears/Willis (los dos nombres valen). Es el edificio más alto de Estados Unidos (más que el Empire State y todo), y tiene construido un balcón de cristal, en el que parece que estés flotando sobre Chicago. Es un poco vertiginoso, pero es alucinante, porque ves todo el Lago Michigan (bueno, todo no, porque casi que no se le ve el final, de lo grande que es).

Después de destaparnos las orejas (son 450 metros de sube y bajas en ascensores supersónicos), nos fuimos a dar una vuelta por lo que se conoce como el Loop. Aunque es el centro y es cuadriculado como el Eixample nos hemos perdido como cuatro veces. El caso es que hay unas cuantas esculturas que hay que ver, una de Picasso (gigantesca), una de Miró, que es como una columna, y una especie de cosa ultra moderna a la que llaman "Snoopy en la batidora" (ahí lo dejo). Por suerte las encontramos todas y nos fuimos a comer una de esos famosos perritos calientes.
Después de hacer una breve parada para comer nos fuimos hasta el poste de inicio de la ruta 66, que, aunque la hayamos hecho al revés ... hacerla, lo que se dice hacerla, la hemos hecho. Luego nos acercamos hasta el parque Millenium, donde tienen una habichuela gigante de metal (que sale en la película Código Fuente, btw), muy alucinante. En teoría se llama la Puerta Nube, pero el artista moderno que la hizo no sabía lo que se decía.

Al encontrar por fin la habichuela y subir un momento a la terraza del Instituto de arte (que tiene unas esculturas muy graciosas), nos fuimos a descansar un poco al hotel, y hay que reconocer que no se nos fue demasiado de las manos (a buenas horas aprendemos).
Luego tocaba ir a la Magnificient Mille, que es un cachito de la calle Michigan lleno hasta los topes de tiendas, y ya que era el último día que estábamos por aquí, nos podíamos permitir ni que fuese dar media vuelta por las tiendas y ver esos escaparates tan graciosos que se montan. Entre las cosas más graciosas que hemos visto está el nuevo edificio de Burberry que están construyendo, que, ojo al dato, tiene el estampado de la bufanda por toda la fachada (no me he atrevido a hacerle una foto por si se me rompía la cámara de tanta hortierada).
Como ya se hacía de noche, nos fuimos hacia el Navy Pier, que tiene como un parque de atracciones montado encima, con una noria gigante, para ver toda la ciudad llena de lucecitas. Mi madre no se atrevió a subir, pero fue muy bonito.
Para acabar, nos fuimos a un restaurante que le hacía mucha ilusión a mi padre, Lucky's, porque lo había visto en no sé qué programa. Es famoso porque hace unos sandwiches gigantes, y, de hecho, si eres capaz de comerte tres en una hora no sé cuántos premios te dan (nosotros, que tenemos buen saque, nos hemos partido dos entre los cuatro ... para dar una idea del tamaño). Muy buenos, eso sí. Te montan como el sandwich con las patatas y la ensalada dentro, así en plan bocadillo ligero y fácil de morder.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Milwaukee, Harley's y petardos

(o el día del empacho)

Hoy nos hemos despertado en nuestro precioso hotel, digno de la película El Resplandor, y nos hemos ido a desayunar al Dunking Donnuts de al lado, porque son tan majos que no incluyen ni un triste desayuno con café aigualit.
Después de desayunar donnuts de colorines nos hemos ido hasta Milwaukee, porque así podíamos devolver el coche hoy y pagar un día menos de pàrking (porque, cágate, los párkings valen la friolera de 35 dolores la noche; hemos decretado que ya no hay mafia en Chicago porque ahora poseen los párkings). Evidentemente, no es que tuviésemos un especial interés en ver Milwaukee (estando en Chicago, que mola mogollón), sino que, en Milwaukee está ... el museo de las Harleys! Y mi padre está enamorado de las Harleys (y conduce él), así que nos hemos ido a visitarlo.
Aparte de ser bastante grande y lleno de motos (obviously), la verdad es que está bien. Es así como un museo de historia, pero muy interactivo, con juegos y vídeos y cosas. Además, nos han enseñado a conducir una Harley, tanto a mí como a mi hermana, y el momento de ponernos los pantalones de cuero estilo cowboys no ha tenido precio. Para rematar, hemos pillado una exposición de chaquetas de cuero muy guay, con cosas de Jean Paul Gaultier, entrevistas, la chaqueta de cuero de House, o la de Rooney Mara, Fergie ... Muy guay, sí sí.
(ésta la he diseñado yo: me han asegurado que la van a crear a la de llya)

Pretendíamos llegar semi pronto a Chicago, para ver alguna cosa, pero había una caravana impresionante. Como cincuenta quilómetros de caravana. por suerte, hemos llegado como para devolver el coche, pero ya se estaba haciendo de noche. Nos hemos podido ir hacia el puerto a ver los fuegos artificiales (afortunadamente, son los miércoles) y luego hemos ido a cenar una de las famosas pizzas de Chicago. Aquí en chicago son famosas las súper pizzas, los súper sandwiches y los súper hot dogs (y nótese que pongo "súper" porque aquí TODO lo hacen grande). Así que nos hemos compartido una pizza gigante, delicosa, sí, pero gigante: que aunque nos la hayamos partido entre los cuatro casi nos mata. Y luego hemos aprovechado que esto hace un poco de bajada para volver rodando hasta el hotel.

martes, 21 de agosto de 2012

dos días de viaje hacia Chicago

Ayer fuimos bien tempranito a ver el monte Rushmore, el de las cuatro caras talladas en la piedra. Tengo que reconocer que no me lo creía, pero parece ser que era verdad: hay cuatro caras ahí plantificadas. Supo un poco mal que hiciese mal día, pero luego se fue arreglando.
Después de eso han venido casi veinte horas seguidas de "bruuuum bruum brum bruuum", con una parada en medio en un pueblo enano. Poco interesante. Bueno, en realidad, es que me he pasado la mayor parte del viaje durmiendo.
Y, por fin, aquí estamos: última parada del viaje. Mañana empezaremos a ver Chicago en serio, y tendremos que devolver el bonito dodge caravan rojo.

domingo, 19 de agosto de 2012

hasta el monte Rushmore ... y más allá!

(o el día de los pueblos sin súpers)

Hoy nos hemos levantado en el motel de carretera lleno de motoristas, y nos hemos ido a desayunar. Después nos hemos dado cuenta de que no teníamos ni comida ni nada, así que necesitábamos buscar algún súper o algo ... pero estábamos en medio de la nada. Así que pensamos que, de camino al monte Rushmore (que es a donde nos dirigíamos), encontraríamos algún sitio. Sí que hemos encontrado, pero ha sido difícil.
Los días de carretera son un poco aburridos, pero de camino hemos podido ver la montaña del diablo (o una cosa así), que es bastante guay.
Lo que pasa es que, entre encontrar un pueblo con súper e ir hasta la montaña ésta, se nos ha hecho un poco tarde, y cuando hemos llegado al monte Rushmore se estaba haciendo de noche, así que hemos seguido un poco, para encontrar un hotel y mañana lo iremos a ver antes de partir hacia Chicago. Hoy hemos conseguido la habitación setenta dolores más barata, pero sólo porque era muy tarde y no la habían alquilado aún, no con las dotes de regateo que adquirió mi hermana en Nepal (aún así, ha molado).
(hasta que no estemos en un lugar más civilizado no creo que haya wifi suficiente como para colgar fotos)

el parque de Yellowstone

(o el día en que casi matamos a Bambi)

Como el desayuno no iba incluido en el hotel, ayer ya nos habíamos comprado unos brics con cereales, y leche, para hacernos algo para desayunar, así que no tuvimos ni que salir de la habitación (bueno, nos pusimos a desayunar en las mecedoras que teníamos).
Luego nos fuimos a Yellowstone, que es un parque inmenso, con un río gigante y un lago al que no le ves el final. Además, tiene un montón de géiseres, y cascadas, y de todo. Dan un poco de rabia estos americanos, porque es como que lo tienen todo. Tienen una montaña altísima que arriba es plana y llena de bosque, coronada por un lago que tiene islas y géiseres. Como el Montseny, vamos. Es impresionante.
Nos hemos pasado el día viendo las maravillas bacterianas (entre ellas el morning glory, que es alucinante) que son los géiseres, y también otras cosas. Entre ellas, incluímos el momento en que un bisonte se puso a cruzar la carretera, parando todo el tráfico.
Se ha de reconocer que no teníamos mucho tiempo (sólo hoy), ya que la gente quizás se va toda una semana, pero pudimos ver cosas muy bonitas.
Luego por la tarde ya nos hemos ido hacia el este, porque mañana tendríamos que llegar hasta Dakota del Sur. Íbamos muy bien, hasta que se empezó a hacer de noche y casi atropellamos a una manada de ciervos que se pusieron a cruzar por en medio de la carretera menos iluminada y con más curvas de todo Wyoming, y tuvimos que hacer un super frenazo (porque Dios nos libre de matar unos ciervecillos). 
Después de eso y con los nervios a flor de piel, cada ve nos urgía más encontrar hotel, así que nos acercamos al primero que vimos. Ahora estamos aquí, en un hotel lleno de moteros, con ochenta mil harleys aparcadas al lado de nuestro coche (ahora es rojo, btw), cenando en un bar donde se está disputando un torneo de póker bastante turbio e ilegal.

Salt Lake City ... y lo más cerca posible de Yellowstone

(o el día de la isla desierta)

Después de sobrevivir al primer hotel de carretera de nuestras vidas, nos fuimos a ver el famoso Lago de Sal, ya que estábamos (aunque fuera sólo de pasada) en Salt Lake City, al fin y al cabo. Así que nos pusimos en marcha bien tempranito, porque pillaba un poco a contrapelo del lugar al que íbamos luego (Yellowstone), y nos fuimos hasta la isla que hay en medio del lago de sal.
La isla parece un sitio casi abandonado, y durante el invierno no se puede ni acceder a ella a través de la carretera por la que fuimos. Hay un centro cívico/museo, y un montón de prados. Además, vimos un bisón. Un bisón auténtico, por ahí pastando tranquilamente!
Luego ya estuvimos todo el día conduciendo, para llegar lo más posible que pudiésemos del parque de Yellowstone (donde el oso Yogui, jejeje). Conseguimos una habitación en el parque que hay al lado, en el Gran Tetón (sí, tal cual), y así por la mañana ya partiremos directamente para pasar el día en Yellowstone. Todavía no sé cómo, mi hermana, con su maravilloso inglés y su aspecto adorable, consiguió que nos rebajasen la habitación cuarenta dolores, y aquí estamos: en una habitación super guay, dentro de una cabaña, con mecedoras en la puerta y todo. Y sin wifi, obviously, no fuese el caso que los bytes pudiesen molestar a los osos.

jueves, 16 de agosto de 2012

auténtico día on the road

(o el día que cogimos un hotel de carretera, de ésos con asesinos)

Hoy teníamos que llegar desde Las Vegas hasta Salt Lake City, aka cruzar tres estados en un día. Además, teníamos que devolver el coche de alquiler, coger otro, etc. Un follón.
Al principio parecía que nos habían timado por internet con lo del alquiler del coche, porque el sitio parecía no existir, pero entramos en una tienda y un señor muy amable se puso a llamar hasta localizarnos la agencia. La gente aquí es TAN simpática, en serio: todo el mundo es super agradable, y te ayudan, y todos te preguntan de dónde eres y cosas. Toda la gente es buena gente.
Cuando por fin tuvimos coche pensábamos que ya nos podríamos poner en camino, per oresultaba que un poquito sí que nos timaron por internet, porque el seguro que creíamos haber cogido había desaparecido, así que tuvimos que rehacerle un seguro al coche y esas cosas. Así que tuvimos que volver hasta la agencia de alquiler para que nos lo hicieran y todo, así que salimos hacia Utah mucho más tarde de lo que creíamos.
El camino no tiene mucho de especial, aunque lo que sí que se agradece es que, al salir del terrible desierto de Nevada, de golpe la temperatura baja 20 grados y todo lo que te rodea mientras conduces vuelve a ser verde y bonito.
Ahora estamos en un motel (muy guay, por cierto), unos quilómetros antes de Salt Lake, donde muy posiblemente no salgamos con vida, y nos sirvan mañana en el desayuno, o nos quiten los pocos riñones que nos quedan después del atraco de ayer en la reserva india.